Ahora está muy de moda hablar de digitalización, por los fondos europeos que, en teoría, iban a ayudar a las empresas a adaptarse y competir mejor gracias a digitalizar parte de sus procesos. En nuestro caso, como despacho profesional, el cambio no ha venido por estas ayudas, fue mucho antes por comprender que la digitalización aporta valor y, además, mayor capacidad productiva.
Tengo la imagen de la asesoría / gestoría tradicional como una oficina llena de papeles y carpetas, lo sé de buena tinta, pues mi padre fundó Asesoría Porcar en el año 1980. Cuando me incorporé al negocio entendí que era momento de cambiar y que se podía hacer. No se trataba de eliminar el papel porque sí, sino porque al hacerlo nos íbamos a obligar a estructurar mejor nuestros procesos de trabajo, lo que iba a redundar en ahorro de tiempos y, en paralelo, en mejor servicio al cliente.
Coincido con ChatGPT, la digitalización se refiere al proceso de adoptar tecnología digital y sistemas de información para mejorar la eficiencia, la productividad y la calidad de los servicios prestados. La mejora es clave, pues toda la información pasa a estar disponible en cualquier momento y lugar, a golpe de clic. Esto hace que hayamos dejado de recibir documentación del cliente y ahora la compartimos. El 100% de nuestro trabajo es digital y, en buena parte, automatizado.
Actualmente en Focus prestamos servicios de valor a clientes de distintas áreas geográficas. ¿Sería esto posible sin el cambio a la digitalización total? Rotundamente no. Ahora bien, hay que pensar en el enorme esfuerzo que supone esta adaptación. La cultura y costumbres de un negocio tradicional están demasiado arraigadas, por lo que, para poder convencer de un cambio, primero hay que probar su eficacia. Un proceso de digitalización y automatización de un despacho profesional no es cuestión de meses, toma años. Hace falta visión de largo plazo y arrancar, pero el resultado es inmejorable desde el punto de vista de la carga de trabajo y de la percepción del cliente.